miércoles, 20 de abril de 2011

QUO VADIS? CAPITALISMO DEL ESTADO DEL BIENESTAR

ETICAECONOMIA

Por favor leer este gran artículo de opinión sobre la crisis, sus causas y consecuencias. Es demoledor.El País, lunes 18 de abril de 2011.

TRIBUNA: ANTÓN COSTAS

Quiebra moral de la economía de mercado

Si la política no recobra su autonomía frente a los mercados financieros y la sociedad no es capaz de manifestar su indignación, no habrá límites a la especulación, la volatilidad financiera y la desigualdad

ANTÓN COSTAS 18/04/2011
 
 
Uno. Los argumentos económicos son insuficientes para comprender las causas profundas del desastre que estamos viviendo. No solo ha habido "fallos" de la regulación financiera y "errores" de política, como dicen los economistas. Hay algo más intrigante: una quiebra moral del nuevo capitalismo que emergió en los años ochenta del siglo pasado.

"El "nuevo héroe" del capitalismo lo quiere todo y ahora busca la rentabilidad inmediata"
"Sus desvaríos los pagan los ciudadanos con sus impuestos y la pérdida de conquistas sociales"
Si no se toma en consideración esa quiebra moral es imposible comprender la crisis financiera de 2008. Y, lo que es más importante, tampoco se ven algunos de los destrozos que deja: la deslegitimación social de la economía de mercado; una deslegitimación que abarca a las políticas que están haciendo los Gobiernos.
Es descorazonador ver cómo se utiliza el argumento del too big to fail [demasiado grande para caer] con el fin de justificar el rescate público de los bancos y el mantenimiento del empleo y sueldo a los banqueros, haciendo pagar al resto la factura con sus impuestos y recortes de gastos sociales. Esa "medicina", además de culpabilizar a las víctimas, aumentará la desigualdad.
El riesgo es, entonces, el desprestigio de la política democrática y la aparición de problemas serios de gobernabilidad de nuestras sociedades.

Dos. Para comprender las raíces de esa quiebra moral, es necesario cruzar las fronteras del análisis económico y adentrarse en otras disciplinas que captan mejor los fundamentos éticos de la economía, basados en valores como la confianza, la equidad, la justicia o la buena fe en las relaciones económicas; y las consecuencias negativas de la desigualdad, el fraude, el expolio o la corrupción.
Esa convicción me ha llevado a coordinar un ensayo colectivo que en su propio título expresa esa necesidad: La crisis de 2008. De la economía a la política y más allá, editado en la colección Mediterráneo Económico de Fundación Cajamar (www.mediterraneoeconomico.com). Junto a la opinión de economistas, incluye la de filósofos, sociólogos, historiadores, periodistas, ensayistas y novelistas. Aunque sus miradas son diferentes, la polifonía de voces no desentona. Al contrario, ofrece una visión más comprensiva, en la que las voces de los economistas se ven complementadas por la de otros pensadores y científicos sociales.

Tres. Los economistas ofrecen cuatro tipos de explicaciones, no excluyentes entre sí, que descansan sobre la idea de "fallos", "errores" y "desequilibrios".
La primera, atribuye la burbuja de crédito y la asunción de riesgos a los "fallos" de la desregulación financiera que propició la desaparición del viejo modelo de banca prudente y aburrida, que mantenía el riesgo en su propio balance, y fomentó nuevas prácticas ("innovación financiera") que llevaron a la toma de riesgos excesivos para esparcirlos por todo el globo.
La segunda, se centra en los "errores" de una prolongada política de bajos tipos de interés practicadas en Estados Unidos (para evitar la recesión posterior a la explosión de la burbuja punto.com a inicios del 2000), y en Europa (para intentar sacar a Alemania de su anorexia posintegración).
La tercera se fija en los "desequilibrios globales", que hicieron que algunos grandes exportadores de manufacturas, como China y Alemania, en vez de consumir esos ingresos crearan grandes masas de ahorro (global savings glut) que financiaron la burbuja de crédito en EE UU y en la periferia europea.
Una cuarta explicación vincula la burbuja de crédito y la burbuja inmobiliaria con la desigualdad. Incapaces de hacerle frente mediante políticas redistributivas, los Gobiernos habrían utilizado el crédito barato y las políticas de desgravación a la vivienda para compensar la caída de ingresos de las clases medias y trabajadoras. El hecho de que la burbuja inmobiliaria haya sido más intensa en los países del Atlántico Norte, como España, parece apoyar esa hipótesis.

Cuatro. Los no economistas dirigen la mirada hacia otro lugar. Buscan las raíces de la crisis en una "quiebra moral" de la economía que se habría producido en los años noventa.
Estamos ante un fenómeno intrigante. Algo sucedió en los ochenta que invirtió la tendencia a la reducción de la desigualdad desde la II Guerra Mundial. A partir de los ochenta la distribución de la renta se hizo más desigual. Los ricos, especialmente en el sector financiero, se han hecho cada vez más ricos.
Las causas no están claras. Coincidió con cambios de diverso tipo: tecnológicos (las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones), económicos (la globalización), políticos (caída del muro de Berlín) e ideológicos (aparición de la ideología del mercado libre de trabas). Pero parecen haber tenido más influencia las políticas desreguladoras y la debilitación de instituciones que ejercían un cierto control social, como los sindicatos y los medios de comunicación.
La caída del muro de Berlín y del socialismo jugó un papel decisivo. Paradójicamente, no solo dejó huérfano de fundamento ético al socialismo, sino también al capitalismo. La vieja ideología calvinista, basada en la ética del esfuerzo y la responsabilidad individual, dejó paso a una nueva ideología donde la retórica de las "leyes impersonales del libre mercado" impediría juzgar la conducta de los actores desde una perspectiva moral. Es decir, la lógica del mercado haría desaparecer el libre albedrío y, por tanto, la responsabilidad individual. La economía quedaría así liberada de fundamentos éticos.
Esta falacia dio carta de naturaleza al "nuevo héroe" del capitalismo. Un personaje amoral, desacomplejado, libre de cualquier tipo de cortapisas, que lo quiere todo y ahora, que busca maximizar el valor de la acción y su rentabilidad inmediata, y no a la creación de valor económico a largo plazo. Además, se beneficia del paraguas del llamado "riesgo moral": sabe que las consecuencias negativas de sus acciones no las pagará él, sino la sociedad que vendrá a su rescate.
Los economistas han tenido un papel importante en esa quiebra ética. Aunque saben poco de cómo funciona el mundo real, practican una economía arrogante, basada en supuestos idealizados del comportamiento económico, que han utilizado para apoyar políticas de libre mercado. Solo una economía humilde, que reconozca que sabe poco sobre los mercados financieros, será fuente de progreso y estabilidad.

Cinco. Si es cierta esta quiebra moral de la economía, la pretensión bienintencionada de que corrigiendo los "fallos" de la regulación financiera será suficiente para acabar con las conductas amorales y meter al genio de la inestabilidad financiera dentro de la botella es un wishful thinking, una ilusión interesada.
La evidencia de que es una falsa solución está en la rápida reaparición de las mismas conductas de riesgo y sobresueldos protagonizadas por los responsables de las agencias de rating y de las instituciones financieras que causaron el desastre y fueron rescatadas con dinero público. Causa sonrojo ver la desfachatez con que vuelven a practicar las mismas conductas. No es que sean inmorales, son amorales. Practican un "fraude inocente".
Una salida estable y duradera a la crisis requiere una refundación moral del capitalismo. No creo que necesitemos otro capitalismo, pero sí necesitamos salvar al capitalismo de estos capitalistas. El problema es que la política ha perdido autonomía y capacidad para hacerlo. Causa desazón ver la confesión de impotencia de David Cameron en el Parlamento británico al señalar que su Gobierno no puede hacer nada para frenar esas conductas.
Pero si la política no recobra su autonomía frente a los mercados financieros, y la sociedad no es capaz de manifestar su indignación ante estas conductas, no habrá límites eficaces a la economía especulativa, a la volatilidad financiera y a la desigualdad.
De ser así, el mayor riesgo de la próxima década será la creciente ingobernabilidad de nuestras sociedades democráticas. Algunas señales apuntan ya en esa dirección.

Antón Costas es catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona.

martes, 12 de abril de 2011

LA JUSTICIA ESPAÑOLA: PARA ECHARSE A TEMBLAR

Dejemonos de reestructuración de cajas, problemas económicos y otras gaitas. Lo de verdad preocupante en este país es la situación de la justicia: a las demoras, anquilosamiento, procedimientos decimonónicos, sensación de discrecionalidad, arbitrariedad, se une el que las decisiones jurídicas dan la impresión que reman siempre hacía la protección de los políticos conservadores y el perjuicio de los que los investigan (polícias y jueces); veáse casos Gürtel, Fabra, Camps, etc. Aquí pongo el enlace de la charla matutina de Iñaqui Gabilondo sobre la situación de Garzón, y la reproducción de un artículo de Félix de Azúa de hace tres años sobre la situación de la justicia que entiendo plenamente vigente.

http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/2011/04/garzon-se-siente-ya-condenado.html

 Blog de Félix de Azúa

Justo, equitativo y saludable
 
Pero, ¿en verdad alguien cree que el remedio a la hecatombe de la justicia española reside en averiguar si hay más jueces rojos que azules o más verdes que dorados? ¿O si en el Constitucional hay unos gallegos y debemos compensarlo con más mallorquines? ¿O que el Supremo no cree en el sacramento del bautismo porque hay mayoría de chiítas? ¿De verdad alguien ajeno a esa pelea tabernaria se lo cree?
Que la justicia en España sea una opresión intolerable (o sólo tolerada por una población usada a la arrogancia del señorito, al ultraje del latifundista, la prepotencia del nuevo rico, la vesania de los sicarios) no resulta del reparto de poltronas bien pagadas. Para cualquier ciudadano razonable, la reforma de la justicia no debería consistir en una nueva partición de la raspa, sino en la voluntad de resucitar un sistema judicial extinto.
Los jueces españoles son tan buenos y tan malos como los dentistas o los taxistas, si acaso hay taxistas malos, cosa que dudo. Pero trabajan en condiciones que estarían perseguidas por la ley en una empresa privada. Mientras no se inyecten millones de euros para informatizar el sistema, mientras no se creen mil nuevas plazas de juez, mientras se les pague una miseria, no habrá justicia en España.
¿Por qué entonces tanto escándalo sobre quién ocupa el trono y quién el taburete? Pues porque no hay voluntad real en ningún partido político (y ese es uno de los peores cinismos de la izquierda) de que haya justicia en España. Es lógico, los ricos no pasan por los juzgados. O sólo unos pocos y por poco tiempo. O para ser absueltos. Sólo los miserables llenan los pasillos hacinados como ovejas: los que no pueden pagar abogados rufianescos, los que sólo han robado mil euros y no mil millones, los que no tienen papeles pero tampoco cuentas en Liechtenstein.
¿Demagógico? Pregunten a los jueces que todos los días han de vivir con la vergüenza de su inoperancia. No hablen con sus representantes, son artefactos de partido. Hablen con los jueces, ellos nos juzgan. Y están tan hartos como nosotros.
Publicado en: El Periódico, 26 de abril de 2008.

miércoles, 6 de abril de 2011

TRABAJO RECLAMA MODERACIÓN SALARIAL DURANTE UNA DECADA

"Salir de la crisis va a requerir muchos sacrificios, y entre ellos está la moderación salarial "durante lustros" para quienes tengan la suerte de tener trabajo. España forma parte del euro. Y eso no permite devaluar la moneda de un día para otro para ganar competitividad de forma rápida. Así que hay que optar por otra vía, más dolorosa eso sí: la moderación salarial. También se podría elegir impulsar la innovación y la inversión empresarial, pero eso requiere mucho más tiempo. Ese fue el razonamiento que empleó ayer el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez..."

Así empezaba el artículo de ayer del País sobre las declaraciones del ministro de Trabajo; para cortarse las venas, menos mal que estos son los progresistas; en primer lugar que me expliquen la homogeneidad que dan por supuesta del denominado mercado de trabajo, porque asalariados hay de muchas clases, y si entre los sacrificados están los prejubilados de las cajas, los altos cargos bancarios que alimentaron la crisis, los directivos de entidades semipúblicas no sujetos a límites en sus salarios, los socios de auditoras y consultoras, el presidente del banco de España, los consejeros de los bancos, los que cobran varios sueldos, los trabajadores de empresas con fuerte proteccion sindical, etc pues nos sacrificamos, pero me parece que va a ser que no; si los sacrificados van a ser los de siempre, apaga y vamonos, como dice la gente mayor, ellos lo arreglaran que han estudiado, me parece que estos que han estudiado sólo proponen soluciones encaminadas a volver rápido al sistema de siervos de la edad media.

lunes, 4 de abril de 2011

CRISIS DE LAS CAJAS: LA CULPA ES DEL CHA CHA CHA

http://www.elpais.com/articulo/economia/ladrillo/politica/ahogan/CAM/elpepieco/20110403elpepieco_1/Tes

Como decía la canción: la culpa es del cha cha cha, el anterior artículo es muy ilustrador sobre lo que ha pasado con la CAM, y con Bancaja. Pero la desvergüenza de Camps de echar la culpa a otros, cuando él pasará a la historia como uno de los principales artífices de la pérdida de poder financiero de la Comunitat Valenciana. Aún así, lo más dramático de esta crisis es que la responsabilidad de las negligencias, malas decisiones, ocultaciones, engaños, y medias verdades, no se ha aplicado, y eso es un fallo del mercado, pese a lo que les pese a los neocon. Pero nos estamos volviendo locos, la culpa de que una entidad se haya dirigido al desastre es en primer lugar de sus directivos, despúes de su Asamblea o Junta General, de los políticos que influían en sus decisiones, después de las entidades que deben controlar (Banco de España y auditores varios) y de manera muy difusa de los demás. En un país civilizado como Islandia, sus banqueros han ido a la cárcel, aquí como mínimo se prejubilan con sueldos generosos. Desde luego sin exculpar las desastrosas decisiones de ZP en los últimos años, qué culpa podría tener él de lo acontecía en la CAM.